lunes, 24 de noviembre de 2014

SHAKSHUKA



¿Eres de los que necesitan esperar un par de horas para desayunar o perteneces al grupo de los que se podrían tomar un caballo nada más levantarse de la cama? Si perteneces al segundo grupo, como yo, estás de enhorabuena porque te traigo el que podría ser tu desayuno si estuvieras en Israel. Con el ritmo de vida que llevamos es un poco complicado levantarse a preparar unos huevos con pimientos rojos rehogados y tomates a las 7 de la mañana así que lo dejaremos para la hora de la comida. Es perfecto para esos días en los que te apetece comer algo casero y que no requiera dos horas de preparación. Porque para  hacer esta receta no se necesita saber hacer platos difíciles ni laboriosos. De hecho tampoco necesitas saber freír un huevo, solo tienes que pasarte por la panadería para comprar una barra, al menos, del pan más decente que tengan. Es que lo vas a necesitar, te lo aseguro.

Ingredientes:

2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de harissa
2 cucharaditas de concentrado de tomate
2 pimientos rojos
4 dientes de ajo
1 cucharadita de comino en polvo
5 tomates cortados en trozos
4 huevos
yogur griego




Como te decía antes, este plato no tiene ningún misterio, si acaso saber cómo no lo he preparado antes.

En una sartén honda o en una cazuela calentamos el aceite de oliva. Añadimos los pimientos cortados en trozos y los dientes de ajo en láminas. Salamos y dejamos que se rehoguen hasta que los pimientos empiecen a estar blandos. Entonces incorporamos la harissa, concentrado de tomate y comino. Damos unas vueltas para que se mezclen todos los ingredientes antes de añadir los tomates.

Dejamos que la salsa se vaya haciendo lentamente, a ritmo de chup chup, hasta que haya espesado.

Entonces haremos unos pequeños huecos para dejar caer con cuidado cada uno de los huevos. Ya solo nos queda esperar unos 10 minutos a que los huevos estén hechos o estén como a ti te gusta.




Normalmente este plato se sirve acompañado de Labneh o yogur griego. Yo elegí llevar a la mesa  yogur y, sinceramente, me gustó más sin él. Pero tú eliges.

¿Te he dicho que necesitas pan? Que no se te olvide comprarlo de vuelta a casa.

Fuente: Jerusalem, Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi.

lunes, 17 de noviembre de 2014

BIZCOCHO DE MANZANA CARAMELIZADA Y CALVADOS



Todas las semanas hacemos una media de dos bizcochos en esta casa y el último que probamos, que experimentamos, siempre se convierte en el preferido, en el mejor, el que más nos gusta. Cada vez que os he traído una receta nueva es lo que he dicho, es el mejor sin duda. Con este no voy a hacer una excepción y os voy a repetir lo mismo, se queda, la receta se queda en casa para siempre jamás. Pero ¿de verdad puede haber alguien que dude de un bizcocho que tiene manzana, caramelo y calvados? Jamás había hecho un bizcocho como este. No os voy a engañar, es potente, así que no vale tomarse medio bizcocho de una sentada porque te vas a poner mal@. Es mejor en porciones pequeñas y quizás acompañarlo de un chupito de calvados, ese licor que se elabora en Normandía destilando la sidra de manzana. Y si es al lado de una buena chimenea, mejor que mejor.

La receta original la podéis encontrar en el blog Pratos e Travessas.

Ingredientes:

200 gr de harina
120 gr de mantequilla
100 gr de azúcar moreno
1/2 cucharadita de levadura
1/4 cucharadita de bicarbonato
sal
2 huevos
120 gr de créme fraiche
50 cl de calvados
1 manzana




Precalentamos el horno a 180º y forramos el molde que vamos a usar con papel de cocina para desmoldar el bizcocho mejor ya que va a llevar caramelo en su base.

Tamizamos la harina, bicarbonato, levadura y sal. Reservamos.

Con la ayuda de un robot de cocina batimos la mantequilla, azúcar y créme fraiche hasta que tengamos una crema esponjosa. Puedes tardar unos 3 minutos más o menos.

Añadimos los huevos y el calvados.




Incorporamos la harina, levadura, bicarbonato y sal que teníamos reservado y mezclamos bien.

Para hacer  el caramelo necesitaremos 100 gr de azúcar y 50 ml de agua que pondremos en un cazo a fuego fuerte y sin moverlo hasta que tenga un bonito color dorado. Entonces lo verteremos en el molde que ya está forrado con papel de cocina. Encima ponemos los trozos de manzana y sobre la manzana la masa del bizcocho.

Llevamos al horno y dejamos que se haga durante 40-45 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo este salga seco.


Hay que desmoldar el bizcocho antes de que el caramelo se endurezca así que nada más salir del horno, a desmoldarlo. Lo siguiente será disfrutar con el espectáculo del caramelo resbalando por el bizcocho y esa costra que tiene una vez que el caramelo se solidifica.

Lo dicho, un espectáculo. Y sí, puede que sea el mejor bizcocho que hemos probado hasta ahora. ¿Cuál será el que lo destrone? Veremos.

jueves, 13 de noviembre de 2014

SOPA DE AJO CON PESCADO



Siento curiosidad por saber cuál de mis antepasados sufrió la modificación genética que hizo que una buena parte de sus descendientes seamos soperos empedernidos. Nacemos al azar en familias que tienen predisposición a sufrir ciertas enfermedades o tener una salud envidiable toda la vida, a dedicarse a una profesión determinada, a reírse de una manera escandalosa, a saber combinar colores a la hora de vestir y millones de circunstancias más incluido el más firme convencimiento de que casi todo en esta vida se puede solucionar, o al menos mejorar, con un buen plato de sopa. De hecho cuando estoy muy cansada, agobiada o el resfriado me ronda lo único que viene a mi mente es la palabra "sopa". Y me da igual que sea de pollo, carne, pescado, verduras, con fideos, con pan o en consomé. El caso es que sea sopa. Cuando éramos pequeñas mi madre nos preguntaba a mi hermana y a mí siempre qué queríamos comer el día de nuestro cumpleaños. Era como un regalo más en ese día ya de por sí especial. Lo mío estaba claro. Menos mal que es en invierno aunque también me he tomado una buena sopa castellana en pleno mes de julio.

La sopa de ajo debe ser una de las recetas más tradicionales de nuestro país y más sencilla puesto que se necesitan muy pocos ingredientes para hacerla. Pero qué quieres, está científicamente demostrado que lo más sencillo en cocina es lo mejor y está más rico.

 En un libro de cocina de mi madre encontré esta variante de sopa de ajo con pescado y me decidí a probarla. Me gustó pero repito ¿hay alguna sopa que no me guste?




Ingredientes:

1/4 kilo de cabezas de merluza
1/4 kilo de gambas frescas
1 zanahoria
1 rama pequeña de apio
1 puerro
1 tomate
2 dientes de ajo
1 copa de vino blanco
100 gr de pan
1/2 cucharadita de pimentón

Empezamos haciendo el caldo de pescado y para ello vamos a rehogar en una cazuela grande el puerro, zanahoria y apio picados. Cuando ya esté el puerro dorado añadimos el tomate cortado en trozos sin piel ni pepitas. Seguimos rehogando.

Les quitamos las cabezas y la piel a las gambas y las incorporamos a las verduras. Damos unas vueltas. Reservamos los cuerpos para el final de la receta. Añadimos las cabezas de merluza, la copa de vino, sal y un litro y medio de agua.




Dejamos cocer quince minutos y pasado este tiempo retiramos las cabezas de merluza y colamos todo el caldo. No queremos las verduras ni las cabezas de las gambas. Reservamos el caldo.

En una cazuela ponemos 1 decilitro de aceite y cuando esté caliente doramos los dientes de ajo y el pan cortado en rebanadas que dejaremos dorar. Añadimos el pimentón y rehogamos un poco. Vertemos el caldo de pescado y dejamos cocer diez minutos. Antes de apagar el fuego añadimos las gambas y la carne de pescado que hemos retirado de las cabezas.

Y a disfrutarla tranquilamente en estos días tan fríos.

lunes, 10 de noviembre de 2014

SHEPHERD'S PIE



Esta semana en Cook and Spoon tendremos recetas que nos van a ayudar a entrar en calor, comida casera, que se puede dejar medio preparada de un día para otro y el sábado nos daremos un pequeño gran capricho. Ese es el plan, a ver si lo cumplimos. Pero no nos adelantemos tanto que la semana acaba de empezar y queda todavía mucho por delante. Hoy nos hemos ido a comer a Inglaterra un delicioso pastel de carne de cordero con un topping de puré de patatas, ajo asado, queso y yogur griego que entona a cualquiera. Habrás pensado que el puré de patatas con el que cubrimos la carne será pesado con tantos ingredientes ¿verdad? Al contrario, es suave y sedoso, nada pesado ni empachoso. Y si me apuras, perfecto para comérselo a cucharadas.

La verdad es que en el repertorio de recetas de la cocina británica son muy típicos los pasteles de carne y ¿quién no ha probado un shepherd's pie en algún pub inglés? La primera vez que lo probé no fue en un pub, ni mucho menos, era un plato precocinado que no me gustó nada de nada. La carne estaba seca, salada y el puré de patatas era un mazacote para el que necesitaba cuchillo de lo duro que estaba. Luego ya probé muchos más mejores, por supuesto, hasta llegar a la que creo que puede ser la receta definitiva.




Ingredientes:

1 cebolla morada
3 dientes de ajo
600 gr de carne de cordero
250 ml de caldo de carne
1 zanahoria
1 rama de apio
calvados
1 1/2 cucharada de concentrado de tomate
1/2 cucharada de nuez moscada
tomillo fresco

La receta la podéis encontrar en What Katie Ate aunque yo le he hecho numerosas modificaciones porque ella solo incluye la cebolla y el ajo entre los ingredientes de la carne y yo añadí zanahoria y apio. Esta es una verdura que a mí me encanta pero que en casa no cuenta con mucha simpatía. De vez en cuando lo compro y a no ser que me quiera dar una sobredosis de apio y comérmelo de una sentada en una macroensalada de apio lo voy añadiendo, así como quien no quiere la cosa, sin que nadie se entere y en pocas cantidades a guisos o sopas.

Picamos la cebolla muy fina y la rehogamos en una sartén grande durante unos cinco minutos. Añadimos la zanahoria, dientes de ajo y apio todo picado en trozos pequeños. Ya sabes, está de incógnito en la carne, nadie debe darse cuenta de que está ahí. Bueno, ahora que lo estoy publicando a los cuatro vientos ya se sabe que no era solo carne.




Incorporamos la carne picada  y la nuez moscada. Rehogamos todo junto hasta que esté dorada la carne. Añadimos el concentrado de tomate, un chorro generoso de calvados y el caldo. Sazonamos y dejamos que cueza unos 20-30 minutos.

Hasta aquí puedes dejarla preparada y  esperando en la nevera. El puré de patatas lo puedes preparar al día siguiente. O incluso congelarla. La verdad es que ya que nos ponemos es mejor hacer más cantidad y así tener un tupper  en el congelador para momentos en los que no tenemos tiempo ni de encender el fuego.

Nos ponemos con el topping de puré de patatas, ajo asado y yogur griego. Te va a encantar, ya verás.
Además es un muy fácil.
Necesitamos:

3 dientes de ajo sin pelar
5 patatas
80 ml de leche
2 cucharadas de yogur griego
50 gr de parmesano




Pelamos las patatas, las cortamos en trozos pequeños y las cocemos en abundante agua hasta que estén hechas. Mientras ponemos los dientes de ajo en una fuente y los asamos en el horno a 180º durante 30 minutos o hasta que veas que ya están blandos.
Escurrimos las patatas y con la ayuda de un tenedor las vamos machacando o las pasamos por el pasapuré. Añadimos la leche, yogur, queso parmesano y el ajo asado. Mezclamos bien y rectificamos de sal con cuidado porque el queso ya lleva sal. Añadimos tomillo fresco.

Ahora ya puedes cubrir la carne con el puré así sin más o podemos hacer que parezca algo un poco especial. Para ello necesitamos una manga pastelera y una boquilla rizada. Pasamos el puré a la manga pastelera y vamos cubriendo la superficie con pequeñas estrellas. Espolvoreamos más queso parmesano y gratinamos en el horno.

Perfecto con una ensalada de naranja.

Te espero el jueves con un plato de cuchara.

lunes, 3 de noviembre de 2014

GALLETAS DE MIEL




Con el otoño ya definitivamente instalado, y de qué manera, entran ganas de refugiarse en casa, de quedarse recogida en la cocina y con el horno a toda marcha. Ya, por fin, podemos encenderlo sin tener que sudar la gota gorda para hacer aquello que más nos gusta: asados, bizcochos y galletas. Como ya os dije ayer en la página de Google+ hoy os voy a dar una receta de galletas que a mí me parece muy otoñal y que es muy, muy fácil de preparar. Solo necesitamos cinco ingredientes para hacer unas galletas que nos endulcen una tarde con una buena taza de café o té. Es bueno empezar la semana de una manera suave, dulce y tranquila ¿verdad? Ya tendremos el jueves un plato más contundente y también muy otoñal.




Ingredientes:

150 gr de harina
75 gr de mantequilla
75 gr de azúcar
2 cucharadas soperas de miel
1 huevo

Aquí tienes los cinco ingredientes que necesitamos y que seguro están en tu cocina. En una hora y treinta cinco minutos puedes tener estas galletas listas.

Empezamos derritiendo la mantequilla en el microondas.




En una fuente ponemos la harina y el azúcar. Añadimos la miel y mezclamos. Incorporamos la mantequilla y el huevo. Llevamos a la nevera y dejamos que enfríe y solidifique durante 1 hora.

Precalentamos el horno a 180º y pasada la hora, cogemos la masa de la nevera y con ayuda de una cuchara vamos sacando pequeñas porciones. Ya verás que está muy dura y quizás tengas que pelearte un poco con la masa. Hacemos pequeñas bolas aplastándolas un poco con la mano. Las ponemos en la bandeja del horno forrada con papel vegetal y las horneamos durante 15 minutos o veamos que están doradas.




Una vez que las galletas estén hechas, sacamos la bandeja del horno y con ayuda de una espátula las retiramos para ponerlas en una rejilla. Ten cuidado porque están blanditas, blanditas y se pueden romper. Según vayan enfriándose, irán endureciendo. Solo hay que tener paciencia.

Ahora sí, ya que están frías puedes lanzarte sobre ellas y disfrutarlas tranquilamente.