martes, 29 de septiembre de 2015

BIZCOCHO DE MANZANA



Manzanas, me encantan las manzanas. Puede que uno de mis postres favoritos sea la tarta de manzana. Esos trozos de manzana cocinados y calentitos, melosos entre capas de masa y acompañados de helado de vainilla me parecen la personificación del otoño. Aún recuerdo la última tarta de manzana que comí fuera de casa, antes de que no pudiera tomar canela, y fue en Londres. ¡Qué buena, por favor! Desde entonces, si quiero tomar algún postre con esta fruta tiene que ser en casa o preparado por alguien que sabe que soy alérgica a la canela. Bueno, la verdad es que tomar postre en cualquier restaurante se convierte en una aventura. Primero hay que estudiar la carta con detenimiento y descartar aquellos que seguro la tienen, luego viene el delicado proceso de "negociación" con el camarero sobre ¿pero está seguro de que no tiene canela? ¿puede preguntar al cocinero, por favor? Entonces empieza el camino hacia la cocina y la vuelta con la noticia de que sí, que el postre que quiero lleva canela y entonces siempre acabo con alguna sopa de frutos rojos o una bola de helado mientras miro con gula, envidia y resignación los strudels, compotas, tartas, buñuelos y demás ricuras que toman mis compañeros de mesa.




Para quitarme ese deseo de tarta o bizcocho de manzana hago este señor bizcocho que os enseño hoy. Creo que es la tercera vez que lo hago en un mes. Imagina una capa de manzanas entre dos esponjosas de bizcocho. Está tan bueno que es casi imposible tomar solo un trozo. ¿Quieres una excusa para encender el horno y prepararlo? Mira por la ventana. Llueve y ha bajado la temperatura. Es el momento ideal de volver a encender el horno y disfrutar de un excelente bizcocho de manzana.

Ingredientes para un molde de 20cm:

2 manzanas grandes
2 cucharadas de zumo de limón
cardamomo
250 gr de azúcar
4 huevos
150 gr de aceite de girasol
60 ml de leche
60 ml de zumo de naranja
1 cucharadita de extracto de vainilla
375 gr de harina
1 cucharada de levadura
1/2 cucharadita de sal

La receta la podéis encontrar en Sesame and Spice de Anne Shooter. Yo he hecho alguna modificación en las cantidades de azúcar y de aceite de girasol porque me parecían excesivas. También he cambiado la canela por el cardamomo, una especia que me encanta.




Como siempre que hacemos un bizcocho, engrasamos el molde que vamos a usar y precalentamos el horno.

Pelamos las manzanas, las cortamos en láminas finas y las ponemos en un bol al que añadiremos el zumo de limón, un par de cucharadas de azúcar moreno y unas semillas de cardamomo.

Batimos los huevos con el azúcar hasta que hayan crecido y cambien de color. Añadimos la leche, zumo de naranja, aceite y extracto de vainilla. En otro bol mezclamos la harina, levadura y sal. Añadimos los ingredientes secos a los líquidos con cuidado para que no se baje la masa demasiado.




Vertemos la mitad de la masa en el molde, colocamos encima nuestras láminas de manzana en círculo cubriendo toda la masa y terminamos con el resto de la masa.
Llevamos al horno y dejamos que se haga entre 45 y 60 minutos o hasta que al pincharlo con un  palillo este salga seco.

Disfruta del olor que sale de tu horno y espera, si puedes, a que se enfríe para hincarle el diente.
Aviso, un trozo no es suficiente. Querrás más y lo harás una y otra vez.

viernes, 25 de septiembre de 2015

HELADO DE DULCE DE LECHE Y NUECES PECANAS




Ha llegado el otoño pero yo sigo en modo verano. No quiero que se acabe, que se vaya y se lleve los días largos y llenos de luz. No es que me disguste el otoño, no. Me encantan los colores ocres que pronto van a vestir los árboles, los frutos secos, setas, calabazas y demás ricuras que podremos ver en los mercados. Pero para mí sería sería perfecto si siguiera anocheciendo a las diez de la noche y a las siete de la mañana el sol estuviera ya en la calle.




Y aunque sea otoño, aquí vengo con un helado porque para mí no tienen ninguna estación. En mi ciudad había una sucursal de Häagen Dasz a la que era obligatorio visitar ya estuvieran cayendo chuzos de punta, el sol abrasara (entonces con más motivo) o helara. Más de una vez me miraron con cara de "esta no está bien" pero el helado de Baileys no podía perdonarlo. Un día de estos tengo que hacerlo en casa y atracarme como Dios manda.

 El helado de dulce de leche y nueces pecanas me recuerda al otoño por el color y las nueces. Si eres goloso y te gusta el dulce de leche, entonces vas a tener un serio problema. No vas a poder parar de comerlo.




Me ha pasado una cosa curiosa al preparar el helado. Bueno, curiosa, no sé. me he quedado con la extraña sensación de que o bien el peso no está bien (sería la primera vez aunque todo puede suceder) o que la cantidad de dulce de leche que contenía el bote no se correspondía con la realidad. Había 40gr de diferencia. ¿Quién me está engañando?



Ingredientes:

390 gr de dulce de leche
150 gr de leche
225 gr de nata
1 cucharada de ron
40 gr de nueces pecanas




Solo cinco ingredientes para hacer un helado de lo más tentador y arrobero que puedas imaginar.


Mezclamos en un bol el dulce de leche, nata, leche y ron.
Llevamos a la nevera para que enfrie y una vez frío, lo vertemos en la heladera.
Justo antes de que ya esté listo, añadimos las nueces picadas.
Llevamos al congelador y ya tienes la tentación ahí esperándote.
No te resista.

Fuente: Lomelino's Ice Cream, Linda Lomelino.

lunes, 21 de septiembre de 2015

ENSALADA DE SALMÓN AL VAPOR, PATATAS Y GUISANTES





Una siempre empieza la semana con los mejores propósitos. Empiezo dieta y si no voy a comer más sano, voy a hacer ejercicio, voy a organizar las comidas para que no me pille el toro ( y luego pilla, vaya que si pilla) y no tenga que ir improvisando, voy a ponerme al día con la lavadora y sobre todo con la plancha y alguna que otra cosa más. La lista suele más larga de lo que nos gustaría y siempre van saliendo más tareas que hacer. Luego nos vamos desinflando, digamos que para el martes, y una es débil y no come más sano, no hace ejercicio y no organiza ni se pone al día con nada. ¿Martes, he dicho martes? Nada de nada. Me he desinflado hoy mismo. Si te contara la de cosas que tenía intención de hacer esta tarde en tres horas y ... creo que he hecho solo dos.

Bien, esta semana vamos a hacer un esfuerzo y empezaremos con una ensalada ligera, sana, que no lleva mucho tiempo preparar (filosofía de este blog y que sí sigo a rajatabla) y que puedes llevar a la oficina en un tupper. He de reconocer que últimamente me estoy aficionando a las ensaladas templadas pero también te digo que fresquita está buenísima.

Esta ensalada nos ha acompañado más de una vez durante este verano, sobre todo,  en aquellos días de calor en los que acercarse a la cocina y encender el horno era de suicidas.


Con esta receta participo en el reto de septiembre de Cocineros del Mundo en Google+ en el apartado salado.





Ingredientes para 4 personas:

300 gr de patatas baby
250 gr de guisantes
200 gr de salmón
eneldo

Para la salsa:

240 gr de yogur
aceite de oliva
zumo de limón
1 diente de ajo pequeño muy picado


Preparar esta ensalada no tiene ningún misterio. Es tan fácil como cocer las patatas en abundante agua.
Cocemos aparte los guisantes si los vas a usar congelados o la solución más rápida, abrir una lata.






Ponemos el lomo de salmón en la vaporera y lo cocemos hasta que esté hecho o retiramos un pelín antes. Yo congelo siempre el salmón y lo retiro antes de que esté completamente hecho.

En un plato o fuente ponemos las patatas, guisantes y salmón en lascas. Picamos un poco de eneldo y aliñamos con la salsa. Para hacerla mezclamos el yogur, una cucharada de aceite de oliva, sal, una cucharada de zumo de limón y el ajo muy muy picado para que le de un ligero sabor pero sin que nadie pueda encontrarse ningún trozo.

Espero que te guste.

martes, 8 de septiembre de 2015

POLLO ASADO CON PIMIENTOS, ACEITUNAS Y ROMERO




Y casi tres meses después vuelvo a sentarme delante del ordenador para traerte recetas. Creo que han sido las vacaciones más largas que nos hemos tomado en el blog.  Unas vacaciones que no fueron planeadas sino que surgieron un poco por el cansancio de todo el año, el calor tan agobiante que empezamos a sufrir en junio y el querer comprobar que no pasaba nada si no publicaba, que el mundo seguía girando. Porque cuando un hobby se convierte en una obligación es hora de parar y oxigenar la mente. Y eso es lo que he hecho. Y me ha sentado bien. Tan bien que  me ha costado bastante volver. Llevo una semana diciéndome que mañana lo haré, que mañana me sentaré a contar recetas, para luego cambiar de idea y replantearme la situación. Pero ese día ha llegado y ese día es hoy. Habrá semanas en las que no podré subir nada y otras en las que serán tres recetas las que aparecerán en esta cocina, como esta semana, y no pasará nada. No tendré sentido de culpabilidad.






La primera receta de la temporada es de esas que me gusta hacer los domingos. Una receta para que trabaje el horno, en la que no se ensucia apenas nada y que gusta a todos. O sea, quebradero de cabeza, cero.


Ingredientes para 4 personas:

2 pimentos rojos y amarillos
1 pollo en trozos
5-10 dientes de ajo con piel
2 hojas de laurel
romero
100 gr de aceitunas negras
panceta en dados
aceite de oliva
sal




Quitamos la piel a los trozos de pollo o si prefieres se la puedes dejar. Yo se la quité. Salamos y ponemos en una fuente apta para el horno.
Añadimos los pimientos cortados en tiras o trozos, los dientes de ajo, las aceitunas, romero, panceta y laurel. Vertemos un poco de aceite de oliva por encima y revolvemos todos los ingredientes bien para que se impregnen del aceite.
Cubrimos con papel de aluminio y dejamos unos 45 minutos en el horno a 180º.
Una vez pasado este tiempo, retiramos el papel de aluminio y dejamos que se haga otros 45 minutos o hasta que veas que el pollo empieza a estar dorado.




Ya lo tienes listo para llevar a la mesa. No me digas que no es fácil.


Fuente: Limoncello and Linen Water de Tessa Kiros